Si
yo combato las religiones no es porque esas sostienen
la idea de un Dios inexistente, màs bien sì
porque fundan sobre esta quimera una moral basada sobre
la estañaciòn y el retroceso.
¿Por què deberìa yo oponerme a
un Dios, aunque si no existe, si fuera portador de beneficios?.
¿Por què deberìa yo atacar el cristianismo
si sus leyes exhortaran a los hombres a crecer, a perfeccionarse
y entonces a evoluionarse?.
Que el cristianismo se oponga a la evoluciòn
intelectual y cientìfica atravès la negaciòn
de la experiencia es una evidencia demostrada del hecho
que, metiendo la perfecciòncomo punto de partida
y no dea llegada, ella impide a los hombres de madurar
obligàndolosa quedarse siempre como niños.
“Ego te baptizo”, dice el sacerdote sumergiendo
en el agua la cabeza del catecumeno”. De este
momento tu eres un hombre sìn pecado, un ser
perfecto y como tàl quedaras si seguiras mis
preceptos. Serà solamente atravès de mis
leyes que tù podràs conocer y seguir la
verdad”.
“Es atravès las leyes que me fueron impuestas,
y no por una experiencia personal, que yo conocì
el pecado” dice S. Paolo a los Corintios, y la
Iglesia confirma la exclusiòn de la razòn
en la bùsqueda del conocimiento decretando: “Degenerados
seràn aquellos que buscaràn la verdad
afuera y màs allà de mis leyes”
.
De otro lugar es el mismo Cristo que dice “Bienaventurados
aquellos que creen sin comprender, beatos los pobres
en espìritu porque de ellos serà el reino
de los cielos”.
Negando el libre arbitrioy negando al hombre la posibilidad
de conocer lo que es malo a aquelllo que es bueno atravès
la experiencia, el cristianismo obliga a los hombres
a un estado de inmaduridad, dirè de infantilismo,
tal de permitir a ellos de llevarlos en brazos como
niños rendidos, dòciles de las amenazas
a severas puniciones , sobre vagones de un tren sìn
ventanas que siguiendo un itinerario gìa establecido,
termina en aquel abiso representado del nada en el cùal
pone, como recompensa de una obediencia ciega e insensata,
la beatitud eterna.
Esta es la moralidad verdadera del cristianismo de la
cùal deriban todos los males que tormentan la
sociedad: impedir a los hombres de madurar atravès
una propia experiencia.
Luigi
Cascioli, promoviendo un proceso con formal denuncia-querella
ante un tribunal civil para que sea reconocida la inexistencia
de una de las tres personas de la Trinidad, es decir
Jesùs, realiza el primer proceso en contra Dios
recurriendo no a argumentaciones puramente teòricas,
como hasta ahora habìa ha sido hecho en el pasado,
mas dando pruebas que, tratas de una realidad històrica,
resultan evidentes y por consiguiente no discutibles.
El libro “LA FABULA DE CRISTO”, despuès
de haber demostrado con abundancia de argumentos la
NO existencia de Jesùs, termina con una denuncia
en contra los ministros de la Iglesia para que, en seguido
a una sentencia del tribunal, sea definitivamente expulsada
de la sociedad el gran engaño del Cristianismo.
El absurdo de la Trinidad, que la teologìa habìa
con exito sostener hasta ahora eludiendo la razòn
y el buen sentido con aquel engaño que se llama
“misterio” , viene confirmado en toda su
utopìa y extravagancia del libro “LA FABULA
DE CRISTO” atravès una inopuñable
documentaciòn històricaa demostrante la
inexistencia de la segunda persona: Jesùs.
Muchos son aquellos que, despuès de haber leìdo
“LA FABULA DE CRISTO”, han afirmado que
este libro, distruyendo la figura de Cristo, ademàs
que a determinar el final del cristianismo, harà
vacilar no solo las otras dos creencìas monoteìstas
(ebraìsmo e islamismo ), sinò tambièn
todas las otras por analogìa de cuentos que unen
todas las religiones.
Solamente anulando la razòn se puede imponer
una moral ( falsa moral) basada sobre verdades que,
no siendo demostrables (dogmas), son de considerarse
puramente abstractas y utòpicas como, una entre
tantas, aquella que reguarda la existencìa de
una vida despuès de la muerte, que, en seguido
al juicio de un Dios, puede representar para cada hombre
una eternidad de felicadad o de dolor.
¿ Quien es Dios ?
Dios es un ser perfectisimo creador y señor del
cielo y la tierra, contestan los creyentes, es aquèl
que de la nada ha hecho todas las cosas y de las cuales
todo procede, es eterno, su bondad es infinita, la omniciencia
y la omnipotencia.
Todas afirmaciones incoherentes y contradictorìas,
responden los ateos, que no hacen otra cosa que confirmar
que una similar entidad no puede ser màs que
una construcciòn sostenida de la supersticiòn
y de la ignorancia.
Epicuro
“El
mal existe, por consiguiente de dos cosas, una , o Dios
no es a conocimiento o lo ignora:
Dios sabe que el mal existe, puede suprimirlo mas no
quiere....un tal Dios serìa crùel y perverso,
entonces inadmisible.
Dios sabe que el mal existe, quiere suprimirlo pero
no puede hacerlo....un tal Dios serìa impotente,
entonces inadmisible.
Dios no sabe que el mal existe....un tal Dios serìa
ciego e ignorante, entonces inadmisible”.
Lucrecio
Continuador de Epicuro en las bùsquedas cientìficas,
en su “De Rerum Natura” destruye cada concepto
de un Dios creador:
“El
principio que nosotros sostendremos sobre todo es que
nada nace de la nada por un poder divino ( ex nihilo
nihil). El temor que domina a todos los mortales y los
hace sùcubes de las religiones, depende del hecho
que esos deben cumplirse sobre la tierra fenòmenos
de los cuales no conociendo las causas les atibuyen
a la potencia de entidades sobranaturales que llaman
dioses. Y solamente siguiendo la convicciòn que
nos lleva a afirmar que nada se puede crear de la nada
que nosotros podremos descubrir el objeto de nuestra
bùsqueda el cual resultado, una vez alcanzado,
demostrarà como todo se cumple sìn el
intervento de Dios”
“Dios
es el nombre que desde el inicio de los tiempos hasta
nuestros dìas los hombres han dado a sus ignorancias”.
(Max Nordeau).
“Es absurdo admitir la existencia de un creador
del momento que es imposible no solo demostrar mas tambièn
imaginar que la nada se transforme en cualquier cosa
y cualquier cosa es nada”.
(Enciclopedìa Anàrquica).
“Nada
se crea, nada se destruye, todo se transforma”
confirma Lavoisier demostrando cientificamente la inexistencia
de un creador.
El nùmero mismo de las religiones que sostienen
cada una de tener el Dios verdadero mientras todas aquellas
de los otros son falsos, ha llevado al Dr. Carret a
esta conclusiòn:
“Dos son las cosas: o Dios ha querido hacerse
conocer de los hombres o no lo ha querido. Si ha querido
hacerse conocer y no ha podido eso no puede demostrar
otra cosa sinò que èl es impotente; un
Dios impotente no es admisible. Si Dios no ha querido
hacerse conocer entonces todas las religiones son falsas.
Si Dios no ha querido ni una cosa ni otra, entonces
no queda que concluir que Dios no existe”
Solo el hecho que existan los ateos, es decir personas
que niegan Dios, demuestra que ninguno ha podido demostrar
su existancia.
Solamente la diferencia que existe entre el ateo y el
creyente depende del origen que ellos dàn a la
materia. Mientras el primero sostiene que ha sido querida
por un creador, el segundo afirma que siempre ha existido.
El creyente sostiene su verdad con el misterio y con
el dogma ( verdad no demostrable), el ateo sostiene
la suya con la demostraciòn cientìfica.
La fè contra la razòn: La fè es
abstracto, una utopìa, una concepto del imaginario,
una incoherencia neuròtica, la razòn es
una realidad, un positivismo, una certeza que se basa
sobre lo tangible.
Para demostrar que el cristianismo es una religiòn
falsa bastarìa recordar lo que el mismo San Agostino
escribiò en el 350, cuando se consideraba una
herecìa afirmar que la tierra fuera redonda:
“ Si se demostrarìa que la tierra fuera
redonda, todo el catolicismo resultarìa un error”.
El concepto de un Dios perfectisimo es ya claro de la
demostraciòn de la inexistencia de un Dios creador.
La palabra perfectisimo que se le atribuye en su significado
que completesa absoluta, ya exclude de por sì
en Dios que pueda haber tenido los deseos, o mejor todavìa,
la necesidad de darse, atravès de una creaciòn,
una cosa que el faltaba.
Por cuanto se quiera rendir metafìsico ponièndolo
en un mundo tracendental afuera de la materia, Dios
no logra conseguir emerger del fango de la materia que
lo ha generado. Siendo un producto de los hombres, de
la ignorancia, de la supersticiòn, de sus intereses
y egoìsmos no puede resultar, como realmente
resulta, que un ser compuesto de los peores defectos
humanos. Basta leer la Biblia para darse cuenta cuanto
Dios sea un ser antropomorfo.
El Dios de la Biblia es colèrico, envidioso,
soberbio, vanidoso, autoritario....un verdadero criminal
que encierra la parte peor del hombre.
El
hombre, sustituyendo Dios a la naturaleza, se ha asì
intelectualmente empobrecido de transformarse un tìtere
que, incapàs de proveer por sì mismo,
delega su propia tutela a la magìa de las religiones,
que con promesas de gracias y amenazas de castigos,
se hacen responsables de su salveza.
La constricciòn obtenida con el plagios de obedecer
ciegamente a las leyes que vienen de un mundo metafìsico,
un mundo abstracto y utòpico, exigiendo la abdicaciòn
de la razòn y del buen sentido, reduce el hombre
a una esclavitud teòrica y pràctica que
nos lleva a concluir, sin tema de desmentida, que donde
existe Dios el hombre es esclavo y donde el hombre es
libre no puede existir Dios.
El obispo americano Brown ( condenado por la Iglesia
dos veces por herecìa ), negando cada concepto
creacionìstico y por consiguiente un Dios trascendental,
ha escrito:
“Mi Dios es una trinidad de la cual la materia
es el Padre, la fuerza que la mueve es el Hijo y la
ley que la regula es el Espìritu Santo. Dios
es la uniòn de la Naturaleza con la humanidad
que trabaja para la construcciòn de una sociedad
lo màs fèliz posible.
Es Prosper Alfaric, ex profesor de teologìa en
los grandes seminarios franceses, habièndose
convertido al ateìsmo, ha concluìdo a
la Sorbona, in una conferencia finalizada a demostrar
la absurdidad de un Dios creador y legìslador:
“Si los ateos repudian la fè tradicional
no es solamente porque esta fè es un contrasto
con las afirmaciones de los mismos creyentes, con la
razòn que niega la idea de Dios, solamente porque
han entendido que los dogmas van la moral verdadera,
contra las exigencias sociales del mundo en el cual
viviamos. La creencia en Dios no es solamente una simple
ilusiòn , un error puramente teòrico.
Ella falsifica la direcciòn pràctica de
la vida orientàndola verso una direcciòn
quimèrica. Ella va contra las realidades sociales,
las necesidades esenciales de la colectividad hùmana
que son el primer motor y el ùltimo fin de cada
moralidad”. |